Padres y el Internet: Qué Debes Tomar en Cuenta al Compartir Imágenes de tus Hijos

Vivimos en un mundo donde el internet ha traspasado las barreras sociales y todo parece girar en torno a éste, a un punto tan alto que la cantidad de personas usándolo superan los billones.

Parte fundamental del internet hoy en día son las redes sociales. En ellas, los más pequeños han tenido una presencia relevante, consecuencia de la irresponsabilidad parental que se ha convertido en algo ajeno de la realidad.

Mediante las nuevas plataformas sociales que se han convertido en una perturbadora costumbre, los infantes, sin importar su edad, son víctimas de un fenómeno que está transformando la percepción de futuras generaciones. El compartir contenido de parte de los padres, sean fotos o videos, de sus propios hijos, puede resultar perjudicial en un ámbito físico, moral y legal.

Aunque estos crean que al privatizar sus perfiles con sistemas de seguridad sencillos ninguna otra persona podrá acceder a ellos, muy bien sabemos las posibilidades de que el material publicado llegue a las manos equivocadas.

Consideraciones Básicas

Al momento de compartir las imágenes o datos (nombres, apellidos, ubicación) del niño e incluso propios, se toma un altísimo riesgo. Relacionado a la distorsión de la realidad del menor, aquellos que han sido víctimas del constante acoso que viola su privacidad, desarrollan ciertos problemas de identidad al sentir carencia absoluta de autonomía y una perspectiva de la fama en línea.

Aquellos que desafortunadamente se ubican en este grupo, suelen acostumbrarse a que la privacidad es algo inexistente y la popularidad algo necesario, ya que incluso desde antes de ser conscientes de que hay a su alrededor, están sometidos a publicaciones que lo incluyen y sin poder opinar sobre sus derechos.

Aquí es donde recae la parte legal de la situación, en la que la opinión de los afectados sea tomada en cuenta. En este caso, que los niños puedan conseguir el respeto merecido. Es bien sabido que, al ser escuchados, sin importar su edad, los pequeños de la casa se benefician de manera moral.

La respuesta para estos problemas viene de la mano con un estudio más profundo sobre la magnitud de estos actos y las distintas organizaciones que se encargan de proteger al menor.

Entre ellas, existe la Ley de Protección de la Infancia en Internet (CIPA, en su traducción al inglés). Esta se encarga de facilitar el acceso a las redes sociales mediante un proceso educativo y sólo después de haberse tomado unas medidas estrictas en la prohibición de contenido inadecuado.