Hay muchas cosas que desconocen las mamás primerizas sobre el embarazo, y quizá una de ellas es la ahora famosa placentofagia, que resulta ser el consumo por parte de los padres de la placenta. Esto puede parecer un poco extraño, pero los mamíferos no humanos siempre lo hacen, es por ello que actualmente se ha convertido en una tendencia, incluso existen miles de recetas para su consumo.
Entonces si te interesa saber cómo prepararla, al igual que todos sus beneficios, sigue leyendo, porque te explicaremos de donde viene, porqué se hace y cuáles son las formas más fáciles de cocinarlas en casa.
¿Cuál es su función?
Antes de explicar las recetas y sus preparaciones, te explicaremos qué es y cuál es la función de la placenta. La placenta es un órgano fundamental en el embarazo, que establece la conexión entre madre y bebé, además se encarga de transmitirle los nutrientes necesarios al feto y aparte filtra cualquier sustancia nociva, como mercurio, cadmio, solanina, dioxinas, entre otras.
Placentofagia
Pese a ser un órgano tan importante, no todo el mundo sabe que puede consumirse, y la mayoría, por no decir todas, deja que la clínica se encargue de su desecho. Sin embargo, algunas personas están entrando en la moda de la placentofagia, que simplemente es la técnica de comerse la placenta, bien sea la madre o el padre.
Pero, aparte de ser una moda, ¿realmente tiene beneficios? Vale aclarar que todo empezó por imitación al mamífero, que se come la placenta para no dejarle rastro a los depredadores. Aparentemente para los humanos no tiene ninguna ventaja, que científicamente haya sido probada, y quienes la han consumido o desean hacerlo, afirman que:
- Aporta vitaminas, hierros y minerales
- Ayuda a la contracción del útero
- Cicatriza las heridas
- Protege a la madre de la depresión postparto
- Se recupera mejor después de dar a luz
- Aporta energía luego del parto
Sin embargo, no hay estudios que demuestren la veracidad de estos beneficios.
¿Cómo prepararla?
Existen varias recetas, pero las más comunes son:
- Batido: corta dos o tres pedazos (tamaño de una nuez) de placenta fresca, y los licúas con frutos rojos. Luego echas la mezcla en un molde de cubitos de hielo y los congelas. Cuando ya estén listos, agarras una taza de papaya, plátano batido, una taza de leche de nueces de almendra, avellana o coco y mezclas los cubitos con todos los ingredientes
- Sashimi de placenta: para hacer este plato, debes cortar trozos pequeños o tiras de placenta. Luego los lavas y colocas crudos en un plato. Paralelamente cortas unas rodajas de cebolla, y las pones encima de la placenta. Finalizas con un poco de salsa de soja, y opcional el wasabi
- Estofado de placenta: cortas la placenta como si fuese carne de estofado. Picas una patata, cebolla, zanahoria, pimiento y ajo y la sofríes por 10 minutos. Luego le agregas los trozos de placenta y mezclas todo, añades tomate triturado y dejas que se cocine una hora y media a fuego lento
- Cápsulas de placenta: es una de las formas más fáciles. Pero para hacerlo debes entregárselas a profesionales, porque la placenta tiene que refrigerarse, deshidratarse y luego molerse. Ese polvo resultante es el que meten en las cápsulas
Hacerla en casa
Ya que conoces un poco las recetas, y si quieres entrar en la onda de placentofagia, debes primero hablar en la clínica y con tu médico para que la guarden. Luego tienes la opción de buscar una persona que la prepare, que pueden ser las doulas, o intentarlo tú. En el caso de que te atrevas a realizarlo en casa, debes hacer lo siguiente:
- Límpiala muy bien
- Drena toda la sangre y enjuaga hasta que agarre una tonalidad rosada
- Después de eso podrás cortar el cordón umbilical y las membranas
- Luego puedes prepararla como cualquier otra carne, asada, salteada o al vapor